miércoles, septiembre 06, 2006

Caída..



Siempre estuvo allí,
en mis defensas y acusaciones,
cuando en algún momento desfallecía,
sus palabras eran energías

que brindaban a mis musculos

fuerzas para la resistencia,

su aliento brindaba
una suerte de viento

que me empujaba hacia delante.


Pero llegó aquel día

mis ojos dejaron de verte

con esa aureola de protección,

tus palabras no tenían

el mismo efecto anterior,

traté de enceguecerme

ante aquellos hechos,

pero tus palabras

me los abrieron nuevamente,
esta vez no para verte grande,
sino más bien para verte

en una caída sin fin.


A donde se habrán ido

aquellos consejos omnicientes,

que confortaban mi aliciente

vagante por las orillas

del mundo subconciente,

haciendo tranquilizarse

a los mudos personajes

que van errante
s dentro del doliente
caos
que le dicen mente.