Agobio

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Ella se dio vuelta, me miro a los ojos. Pude comprender entonces de lo que me estaba hablando, se trataba de algo mas profundo que un sencillo sentimiento, era algo más que solo palabras. Cuantas veces había oído esas mismas palabras y sin embrago ahora las estaba entiendo en todo su contexto. Las lágrimas caían por su mejilla, trataba de consolarla pero nada funcionaba, los sollozos se hacían cada vez más fuertes y seguidos. La pintura de sus ojos se había corrido por completo dibujando en su entorno una película negra, parecían como hundidos.

El alba despuntaba en el horizonte su cuerpo frío yacía en un costado de la habitación sobre aquella cama en la que tantas veces la vi alegre, ¿por qué lo había hecho?, era la pregunta que se agolpaba en mi mente. Las marcas de las llagas descontinuaban esa piel tersa y joven. ¿Por qué lo hiciste?, le preguntaba una y otra vez en mi mente a aquel cuerpo sin vida.

Las campanadas de la Iglesia indicaban que el mediodía llegaba, durante esa mañana fui a verte al parque, conversamos de lo que había sido mi vida desde que habías decidido marchar, creo que aún no puedo dejar de sentir rabia e impotencia, y a la vez un gran sentimiento de culpa. Tantas palabras que quedaron sin decir, tantas caricias que hoy no encuentran a su dueña. ¿Por qué lo hiciste? aún ronda en mi cabeza. Recuerdo en cada minuto esa imagen fría de verte en la cama.

Las hojas del otoño se fueron, los árboles ya desnudos son golpeados por la lluvia que cae insistente, era tu época del año favorita, aún siento lo mismo que sentía por tí hace meses atrás, lo mismo que te dije ..... ese ultimo día que te ví y que sin embargo nada pudo cambiar.